Hallazgo de pez fósil en Molcaxac pone a Puebla como centro de origen mundial. (Nota de La Jornada de Oriente)

El fósil SJG007 de Buapichthys gracilis, de 90 millones de años de antigüedad, fue descubierto en San José de Gracia, Molcaxac.


- La especie Buapichthys gracilis se registró en San José de Gracia, en Molcaxac


El registro fósil de un pez hallado en una comunidad mixteca de Puebla abrió un amplio panorama: el ser una nueva especie y hasta un nuevo género en la biopaleontología del país, el ser la primera descripción paleontológica hecha por estudiantes locales, a la par de una “ventana al acuario cretácico de México” e incluso el posicionar al país como un centro de “origen y distribución en el Cretácico”, pues “antes Europa y Brasil eran considerados los centros de origen de los peces, y ahora puede pensarse en Puebla”.

En ello, reparó Carlos Castañeda Posadas, responsable del Laboratorio de Paleobiología de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), al hablar sobre el “Buapichthys gracilis, el pez ágil de la BUAP”, el nuevo pez fósil hallado en Puebla en la comunidad de San José de Gracia, en el municipio de Molcaxac.

Al abrir una nueva etapa del Seminario de Estudios Paleontológicos del Consejo de Paleontología (Conpal) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el profesor investigador de la Facultad Ciencias Biológicas de la BUAP señaló que la historia del nuevo pez fósil no comenzó de un día para otro, sino que es resultado de varios años de inquietud.

Asimismo, precisó que es también producto del trabajo establecido al lado de un equipo de investigadores como Carlos Iván Medina Castañeda, el alumno que realizó su tesis de grado; Kleyton Magno Cantalice Severiano y Jesús Alvarado, ambos adscritos al Instituto de Geología de la UNAM.

Particularmente, expuso que su objetivo era seguir buscando plantas fósiles en la Puebla del periodo cretácico que era una península, con mares someros y animales marinos, que va de los 100 millones de años a los 66 millones de años en tres localidades: Huehuetla, estudiada por Jesús Alvarado, con 90 millones de años, sin plantas; Tlayua, cantera que está en la mixteca con su sitio Lagerstatten de 120 millones de años, con tortugas, peces, equinodermos; y Molcaxac, en su junta auxiliar de San José de Gracia, donde se habían reportado presencia de pequeños peces fósiles.

Recordó que fue en 2010, al lado del propio Jesús Alvarado y otros especialistas, que se trasladaron hacia San José de Gracia para buscar el registro fósil, indagarlo en colaboración con sus pares para ver las diferentes aristas y compartir el conocimiento a la comunidad científica. “Se hicieron unas primeras colectas, era una cantera nueva donde había indicios de restos fósiles pero no como Tlayua, sino de otro tipo, ubicada a 10 kilómetros en línea recta de este sitio”.

Luego, continuó, en 2020 la investigación fue publicada, con datos que indicaban que los registros de la cantera eran distintos y de otra edad, fechada en 90 millones de años, con ostreras, restos de cangrejos y peces pequeños.

“San José de Gracia es distinta a Tlayua en edad, no son contemporáneas sino que están en diferentes bases de tiempo”.

Abundó que la primera está en la etapa del Turroniano, concebida en 90 millones de años, mientras que Tlayua en el Aldeano, en 120 millones de años. “En dicho artículo se da cuenta que hay gran variedad de peses, algunos con géneros reconocibles asentados en un lugar en el cual hay un gran yacimiento, y otros nada parecidos a los que se han reconocido en otras canteras de la misma edad en México, y por supuesto de Tlayua”.

Castañeda Posadas prosiguió que con permiso del Conpal se mostró la metodología, donde estarían resguardados los materiales, así como las tecnologías y los abordajes de estudio. Fue así que se eligió al fósil SJG007 descubriendo que “ninguno se parecía a él”, siendo que en el laboratorio se observó, se describió, fotografió, se hicieron dibujos y esquemas de identificación, análisis y comparación anatómica.

“El alumno llegó a la conclusión que era un pez crossognathiforme pues sus huesos son retroarticulares, estraescapulares y tiene una aleta dorsal acuminada. En comparación con otros peces como las anguilas, vio que no tenía las mismas características; y no se unía al 100 por ciento con otros peces, su cuerpo era pequeño y alargado, con un cráneo alargado triangular y una aleta dorsal que no era continua, sino pequeña.

“Estas y otras características llevaron a decir que era un nuevo pez, una nueva especie. No podíamos asignarlo a un grupo descrito. Revisando la anatomía, haciendo acercamientos en pequeñas formas, vimos que éstas discrepan de los grupos o especímenes descritos en México y otras partes del mundo”, confió.

El director del Laboratorio de Paleobiología ubicado en el Eco campus Valsequillo de la BUAP, donde se resguarda la colección de paleontología estatal que está actualmente haciendo su registro ante el INAH afirmó que concluyeron que se trataba entonces “de un nuevo pez, una nueva especie y hasta un nuevo género”.

Dijo que lo nombraron entonces Buapichthys gracilis, el pez ágil de la BUAP, considerado el primer trabajo de la identificación y descripción de un nuevo pez que es enigmático, el segundo espécimen del grupo para Puebla, el primero para San José de Gracia y sus 90 millones de años.

Dicho pez, continuó, permite hablar del ambiente del antiguo San José de Gracia, que tenía un mar muy distinto a la cuenca del norte de la propia Puebla, siendo una playa abierta, no una cuenca ni una laguna, sino un ambiente de mar.

Asimismo, continuó que San José de Gracia es distinto a Huehuetla en su tipo de ambiente y de fauna, por lo que van cambiando condiciones, abriéndose la exploración hacia este tipo de peces que cambiaran los centros de origen y distribución en el Cretácico, pues antes se creía que Europa y Brasil eran los centros de origen de los peces, y ahora Puebla aparece en el radar.

Concluyó que no sólo se trató de identificar este pez enigmático, sino de abrir la puerta a varias hipótesis de trabajo, a seguir con la colaboración de otros investigadores para tener una mayor mirada académica incluyendo al Conpal, a la par de tener claro que hay que reconocer a la localidad como sitio arqueológico e histórico del país, del cual las comunidades son sus poseedores. De paso, que es necesario seguir estudiando y formar más recursos humanos, es decir, paleontólogos.




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