Leyenda de Santa María Chigmecatitlán: La mujer que se convierte en tecolote.



Las historias que se transmiten de boca en boca entre los habitantes de algunas comunidades poblanas son verdaderos misterios. En esta ocasión, queremos compartir contigo la fascinante leyenda de Santa María Chigmecatitlán, un encantador lugar ubicado en la región de Tepexi de Rodríguez.

El Tsíumí, que en lengua mixteca significa tecolote, es un animal que, según las creencias locales, tiene la capacidad de transformarse en persona o en otros seres. Los habitantes de la región aseguran que un vecino tuvo un encuentro desafortunado con este enigmático ser.

La historia se remonta a muchos años atrás, cuando los pobladores debían bajar a las piletas para abastecerse de agua, ya sea para consumo o uso personal. Con la ayuda de animales de carga, las personas llenaban sus cántaros, y este lugar también era un punto de encuentro para bañarse.

Una madrugada, se cuenta que una joven de extraordinaria belleza salió para bañarse, como solían hacer las mujeres del pueblo entre las cinco y seis de la mañana. Ese día, Juan, un joven del lugar, vio a su vecina dirigiéndose a las piletas y decidió seguirla. Ella, al darse cuenta de que la seguían, en lugar de molestarse, provocó a Juan con su andar y gestos que lo invitaban a alcanzarla.

Al llegar a la barranca, la joven comenzó a descender rápidamente hacia las piletas. Se detuvo en los manantiales, esperando que Juan la alcanzara. Cuando él la vio de espaldas, cubriendo su rostro con un hermoso rebozo, corrió hacia ella, la abrazó por la cintura y le susurró al oído: “Náa Víun, Naá Shóyuú Naná Peéshú”, que en lengua mixteca significa: “Eres hermosa, me gustas mucho”.

Al escuchar estas palabras, la joven se volvió hacia Juan y, en un instante, se transformó en un tecolote. Con un batir de alas, le cubrió el rostro, dejándolo desmayado de la impresión. Algunos vecinos que bajaban a las piletas lo encontraron tendido en el suelo y, entre varios, lo llevaron de regreso a su casa. En el lugar donde lo hallaron, se percibía un olor amargo, conocido en mixteco como “Ná Kúua”, un aroma que solo el Tsíumi o el zorrillo pueden provocar.

Juan permaneció en cama sin despertar durante varios días, recuperándose del susto y recibiendo tratamiento para curarlo del espanto. Cuando finalmente se recuperó, compartió su extraordinario encuentro con el Tsíumí en las piletas de Chigmecatitlán.

¿Qué te ha parecido esta historia? Te invitamos a visitar este encantador municipio de la Mixteca poblana, a solo dos horas de Puebla. Chigmecatitlán proviene del náhuatl y significa “Perro entre Bejucos” (una planta trepadora o enredadera). Además, una de sus principales actividades artesanales son los juguetes de palma, elaborados principalmente por mujeres que tejen tenates y petaquitas con un trabajo tan fino que estos objetos adquieren un carácter más ornamental que utilitario.

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