#PorSoleares: La Crisis
Visto el escenario desde dentro o desde afuera, el común denominador de los resultados electorales dejan mal parado al presidente Peña Nieto.
Analistas nacionales, editoriales de medios extranjeros, coinciden en el rechazo generalizado a la marca PRI asociada al inquilino de Los Pinos.
¿Quién lo encabeza, acaso el titular de Gobernación, el de la SEP, el dirigente del partido derrotado en las urnas?
O, pensaría alguien, el equipo de asesores de las televisoras y medios asociados al poder presidencial.
Peña Nieto ha perdido el control en su segundo periodo de presidente, tiene más contrarios que aliados, y su poder en los estados tradicionalmente priistas, se ha visto considerablemente mermado.
¿Cómo en esta posición, la más parecida a estar entre la espada y la pared, puede dirigir la sucesión, hacer frente al crecimiento sólido de López Obrador?
Quizá Ricardo Anaya sea el moderno Quijote que el tricolor necesita para salir con sus vasallos a vencer a los molinos de viento. Tal vez, el triunfo del PAN no sea tan negativo a Peña Nero en sus planes, con miras al 2018.
Por desgracia para Peña Nieto y sus aliados, los ciudadanos no definidos, quienes se abstuvieron o anularon el voto, son la gran mayoría, y esa parte de la sociedad está cansada del sistema de partidos que protege la corrupción y fomenta las complicidades para mantenerse en el poder.
Tal vez vaya siendo tiempo de pensar en aquella tesis de cambiar el sistema político, pasarse al parlamentarismo, crear la figura del Primer Ministro, ajeno al proceso electoral, así por lo menos si gana López Obrador, no sería, como ellos dicen, un peligro para México.
O por lo menos así me lo parece.
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