Las señales





Por Soleares


Jesús Manuel Hernández




La frase la hizo famosa el entonces precandidato al gobierno de Puebla, Germán Sierra Sánchez, considerado en su momento uno de los políticos con mejor andamiaje en la entidad, cercano a Manuel Bartlett había sido derrotado en la aspiración a la Presidencia Municipal frente a Gabriel Hinojosa.






Melquíades Morales lo impulsó, lo apoyó y lo llevó a la final-final frente a Mario Marín. Pero "la pinche señal" nunca llegó, según se divulgó en una grabación de la intervención a su teléfono donde pronunciaba esa frase.





Con Germán se fue una buena parte de la posibilidad de que los poblanos de Puebla pudieran acceder al poder de Casa Puebla y sus alrededores. Es historia.





Hace unos días el presidente Peña Nieto aterrizó en territorio poblano para poner en marcha la autopista México-Tuxpan, eligió el tramo donde Puebla tuvo una importante participación.





Días antes el Gobierno Federal había tenido confrontaciones y actitudes de contraste con algunos de los principales panistas del país, curiosamente quienes forman parte del primer círculo de Gustavo Madero.





Villarreal y los "diputables", Preciado, Padrés y Moreno Valle están en el conjunto de los enlistados como personajes con foco amarillo. ¿Casualidad, destino, estrategia? Vaya usted a saber, son cosas del Presidente, diría un conocido del Estado Mayor Presidencial.





El Presidente apapacha muy a su estilo a quien quiere y a quien necesita; pero después de la aprobación de las Leyes Secundarias, no todo es miel sobre hojuelas. El carácter presidencialista asoma la cabeza.





De ahí el interés en observar el comportamiento de Peña Nieto después de la recomendación de Raúl Plascencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sobre el caso de San Bernardino Chalchihuapan, donde Moreno Valle se ha visto como en cámara lenta, como pidiendo permiso a la otra pierna para dar el paso siguiente.










Una de las fotografías ilustra la cercanía de Moreno Valle con Peña Nieto. El Presidente volteando al respetable a su izquierda y dando la mano derecha a Moreno Valle quien se desvive, se pone de pechito, con un gesto de obediencia y admiración.





Peña Nieto no volteó.





La segunda fotografía, divulgada por Presidencia de la República, se observa a Moreno Valle atrás de Peña Nieto, medio tapado, mientras el Presidente camina con los gobernadores de Veracruz y el Estado de México, ambos emanados del PRI.





El tercer momento preocupante es cuando Moreno Valle ocupa el asiento del copiloto de la camioneta que conduciría Peña Nieto, sentado ahí, sólo, amarrado en el cinturón de seguridad, sin que nadie le haga caso. ¿Castigado?





Y finalmente el mensaje más fuerte de esta nueva relación entre el Presidente y el gobernador de Puebla: conducir la camioneta, darle vuelta al volante para decidir cómo, cuándo y por dónde ir.





Peña quiso decir: el país lo conduzco yo, decido por dónde, con quienes, a unos les consulto y los ayudo, a otros los amarro a mi lado sin posibilidad de movimiento, o sea, sus decisiones, están amarradas al deseo del Presidente.





¿Qué le depara al Morenovallismo en los siguientes meses? ¿Un gobernador amarrado al cinturón de seguridad, o un gobernador conductor del destino de la entidad?





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