En los límites entre Cuayuca de Andrade y Santa Inés Ahuatempan, en plena Mixteca poblana, se encuentra el poblado de Débora Carrizal, un sitio que guarda en su nombre y en su memoria el legado de uno de los personajes más controvertidos del Porfiriato: Mucio P. Martínez.
Nacido el 12 de mayo de 1841 en Galeana, Nuevo León, Mucio Praxedis Martínez de la Fuente fue militar de carrera, alcanzando el grado de general de brigada. Participó en la Segunda Intervención Francesa, en la Revolución de Tuxtepec y en la pacificación de Tepexi, lo que lo vinculó directamente con la región mixteca.
El 10 de mayo de 1869, contrajo matrimonio en Santa Inés Ahuatempan con María Soledad Peregrina Cabrera, con quien tuvo al menos cuatro hijos y cuatro hijas. Una de ellas, Débora Anastasia Martínez Peregrina, se casó en 1907 con Eduardo Rafael Mestre Ghigliazza, y juntos formaron una extensa familia que mantuvo presencia en Puebla y la Ciudad de México.
Gobernó Puebla durante 18 años (1893–1911), convirtiéndose en uno de los caciques más longevos del régimen porfirista. Su estilo autoritario y su cercanía con el presidente Díaz le valieron el apodo de “Porfirio Díaz en chiquito”. Durante su mandato, reprimió disidencias, favoreció a sus allegados y consolidó una red de poder que se extendía más allá de la capital.
Según versiones de pobladores y registros históricos, Mucio P. Martínez poseía una hacienda en lo que hoy es Débora Carrizal, y el nombre del poblado habría sido puesto en honor a su hija Débora. En tiempos del Porfiriato, una línea férrea cruzaba la zona, conectando la hacienda con otros puntos estratégicos del estado.
En 1910, durante la visita de Francisco I. Madero a Puebla, Mucio P. Martínez pronunció una frase que quedó registrada en la historia política del país:
> “Los antirreleccionistas saben cómo hacer manifestaciones; y yo sé cómo hacer para que no haya antirreleccionistas. Los voy a acabar a punta de cabronazos...”
Tras la caída del Porfiriato, fue obligado a dejar el cargo en 1911. En 1912 fue acusado de apoyar la rebelión de Félix Díaz, aunque fue absuelto. Murió el 26 de octubre de 1920 en la Ciudad de México.
Hoy, Débora Carrizal no solo es un punto geográfico: es un vestigio de poder, historia y memoria. La figura de Mucio P. Martínez, con sus claroscuros, forma parte del entramado político y territorial que definió buena parte de la Mixteca poblana en el cambio de siglo.