¿Panismo pragmático?

 

Por Soleares

Jesús Manuel Hernández



Al interior del PAN de Puebla se ha iniciado una reflexión muy seria, los más antiguos militantes, pasando por los cuadros de vuelta a casa y los jóvenes que soportarán en breve la derrota, ajena a su gestión, producto más bien de las circunstancias nacionales de un instituto político que empieza a fracturarse una vez más a consecuencia del ejercicio del poder y las malas decisiones.



Los destellos en Tehuacán no alcanzan para voltear los resultados, los números son fríos, los afectados, avientan patadas de ahogado en un acto de desesperación propio de quien ve su ego afectado. En cambio los panistas-panistas, se adelantan a los hechos del 2 de Julio y se meten al fondo del problema, analizan el por qué, el cómo rectificar y de lo perdido reconstruir con lo que quede. No será la primera vez, el PAN ha sufrido escisiones a lo largo de su historia, las salidas de Eugenio Ortiz Gallegos y Jesús González Shmall o Rosalía Ramírez y Teodoro Ortega en Puebla, cuando fueron cooptados por el poder, son experiencias que ahora se evalúan.



Máxime cuando dos de los beneficiados Vicente Fox y Manuel Espino tienden puentes de plata con Peña Nieto. ¿Qué pensarán los panistas-panistas de estas actitudes? Lo mismo que pensaron hace seis años cuando desde el CEN llegó la instrucción de promover a Rafael Moreno Valle Rosas para el senado, asunto derivado del acercamiento entre Elba Esther Gordillo y los dos principales operadores de la campaña de Calderón, Espino y Vázquez Mota, aunque aún hay quien considera que el principal aliado fue Javier Lozano Alarcón, prominente miembro del cuarto de guerra blanquiazul.



La gestión local fue encomendada a Francisco Fraile y Eduardo Rivera. El grupo empresarial también ayudó a pavimentar el camino de ascenso del hoy gobernador, algunos constructores, comerciantes de autos nuevos y usados, algún panista de pura cepa fueron depositarios de esa encomienda que tuvo feliz término al provocarse la alianza Compromiso por Puebla donde el agua y el aceite se reunieron para condimentar la elección que permitiera sacar al marinismo de Casa Puebla y con él a toda su grey, y donde el zavalismo fue una herramienta que ni mandada a hacer.



Hoy día los panistas-panistas, enfrentan un escenario poco favorable: están supeditados al capricho y proyecto político de Moreno Valle Rosas, su principal carta, Eduardo Rivera, es desechado del ánimo del ejecutivo; el gabinete se integró como el bote de tamales, sólo un panista apareció, Pablo Rodríguez Regordosa, quien ha sido ya cooptado y por tanto dejado de lado.



Los primeros síntomas de la reflexión sobre el futuro se han dado a partir del enfrentamiento entre Juan Carlos Mondragón y Fernando Morales, la frase de "no muerde la mano que le da de comer", dicen, causó efectos harto detonantes del carácter del inquilino de Casa Puebla, quien no acaba de encontrar la forma de controlar al partido, pese a la oferta de dádivas y complacencias a quien decida cambiarse de bando "si los barcos se voltean ¿fulano de tal crees que no?" habría preguntado su más cercano gestor.



¿Quién recogerá las piezas de la vajilla para pegarlas y volverla a poner en servicio? Las dudas inundan y las frases de Ana Teresa Aranda volverán a ser piedra de toque en la batalla que seguirá, algo así como el Sitio de Puebla.



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