Rentabilidad Política



Por Soleares


Jesús Manuel Hernández






Sábado, 09 Marzo 2013




  






Dos hechos se asumen en esta semana como importantes para la selección de candidatos del PRI para la Presidencia Municipal de Puebla y zonas conurbadas. El origen de la importancia se sitúa en la declaración de Ivonne Ortega, hace unos días, sobre las características que habrá de reunir el abanderado del tricolor para retomar el mando en la capital, la cuarta más importante del país.



Sin duda en ambos, aparece la figura de Enrique Peña Nieto. El delegado del tricolor, Moreno Peña ha dejado entrever en corto y ahora lo hace en privado, que esta es la elección del Presidente de la República, no la de los grupos políticos locales, menos la de los exgobernadores. Y se pone como ejemplo no publicitado la figura y presencia de Melquíades Morales en Oaxaca, y la inclusión de Mario Marín como activo político, pero no como factor de unidad, lanzando así un mensaje muy claro, la selección, la campaña, la estrategia, son del Presidente.



Así las cosas, si Peña Nieto metió a la cárcel a la maestra Elba Esther, y presentó a Moreno Valle Rosas como trofeo de caza, es capaz de meter como candidato a quien menos votos negativos tenga.



Por tanto, Ivonne Ortega asoma la cabeza en el escenario por segunda vez y repite fuerte y claro: el candidato no será el más conocido, o sea, no quien vaya en la punta de conocimiento, sino quien tenga "mayor rentabilidad política", o sea, aquél que con menos pueda alcanzar más, ese quien sin tanto aspaviento sea capaz de mover masas y sumar a los sectores de la sociedad que el morenovallismo ha opacada, despreciado, vilipendiado y hasta perseguido, o sea el voto switcher.



En el pasado reciente hay varios ejemplos de ese atributo despreciado luego, está Marcelo Ebrard que llegó a la candidatura con 10.1 por ciento de rentabilidad política, Fidel Herrera 6.8, Juan Manuel Oliva 4.8, José Natividad González 4.1. Y los peores casos, Narciso Agündez de Baja California con .45, Luis Armando Reynoso y Héctor Ortiz, .9 por ciento.



Y ahí sólo aparecen dos figuras, la de José, Pepe, Chedraui, quien por cierto fue llamado ese mismo día del anuncio, a la ciudad de México, a cita sin agenda en el más alto nivel de la política del país, y Víctor Giorgana de los aspirante el menos comprometido con los últimos escenarios políticos, por tanto también con perfil rentable.



Tal vez por ello se observe con peculiar sentido del humor el exceso de propaganda política empleado en los medios locales para exaltar el grado de conocimiento de alguno de los aspirantes y el reto abierto de otro por no ceder a que son los números "positivos" los que den la luz sobre quién será el elegido de encabezar la nueva camada del tricolor bajo la capa del peñismo, una militancia apenas en proceso de fundación y cuyos seguidores no son precisamente los viejos lobos, ni los grandes camaleones, y mucho menos los traidores.



¿Qué sabrá Fernando Moreno Peña que no saben los aspirantes? Y es que cuando alguien le pregunta directo a la cara, frente a frente, mirada fija, ¿quién será? carcajea, elude y acota: "es la elección del Presiente" y por supuesto que no se refiere a Pablo Fernández, Menos a César Camacho.



Mientras tanto, en Acción Nacional cayeron como balde de agua helada las palabras de Ivonne Ortega sobre la "rentabilidad política", pues obvio es que quien más porcentaje tiene es Fernando Manzanilla, vetado por el gobernador.





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