EL COLOR DE LA GUERRA

 

Por Soleares

Jesús Manuel Hernández

La lucha por la Presidencia Municipal de Puebla podría convertirse en una "guerra de vanidades"

La llegada de Enrique Agüera a la candidatura del PRI con miras a recuperar la capital del Estado ha permitido conocer otros ángulos del ex rector, hasta antes radicado sólo en lo académico y como equilibrio de poderes de facto ante la comunidad. No es lo mismo encabezar a la máxima casa de estudios de la entidad, que ungirse como abanderado de un partido político donde las formas, los protocolos y la oferta son diferentes.

Casi al unísono de los pronunciamientos en su favor aparecieron en las redes sociales los trolls, agentes encubiertos en el anonimato, inventados desde alguna oficina con la misión de crear una imagen negativa o positiva según se trate el caso, de determinado personaje de la política. Videos y fotografías han inundado el face book con lo que se considera "excentricidades" del entonces rector, más su acercamiento a Mario Marín. 

 

Ese es por el momento el color de la guerra, aún sin contrincante oficial del otro lado, lo que bien pudiera acercar a los frentes "Mover a Puebla" y "Puebla Unida" a una especie de "guerra de vanidades" expuestas a los cuatro vientos, con lo cual se hará necesaria la herramienta del discurso político y la acción.

Imagínese el lector que la contienda se reduzca a saber ¿quién tiene la casa más costosa, la mejor colección de relojes, ropa, autos, etcétera?

Y aquí sólo se puede, por el momento, juzgar a Agüera, quien el día de su registro llenó el frente y la parte trasera de la Catedral de la ciudad con baños públicos, en una acción alejada de convocar a una nueva formad de gobierno, pareciéndose más a una presentación de cantante o grupo musical en un estadio,
donde ciertamente son necesarios los "sanirent".

El otro momento bajo la lupa fue al obtener su registro formal.

Se esperaba un discurso que lo definiera como próximo Presidente Municipal de Puebla, de acuerdo a los números que le situaron como el de "mayor rentabilidad política".

Y no sucedió así, los 45 minutos empleados en la presentación de su candidatura dejaron insatisfechos a los presentes, además el sitio no se prestaba para una intervención tan larga.

Se rescata la frase: " Quien sirve desde el municipio a la sociedad deberá hacerlo con una gran vocación, con un diagnóstico certero en materia de servicios públicos, pero también debe saber cuáles son las aspiraciones más sentidas de la población, de cada ser humano que habita el municipio”.

En cambio la enumeración de sus postulados para el llamado "Buen Gobierno Municipal", acabaron por enredar al respetable y ocultar en el cajón de los recuerdos al partido, a la ideología, a la urgente necesidad de sumar a los contrarios dentro del mismo terreno, por que obvio es que muchos de los ataques no están
patrocinados por Casa Puebla, ¿para qué? si con los de dentro basta. Así lo deben tener muy bien contemplado Javier Cacique y Damián Hernández, hasta ahora las figuras centrales en eso del filtro del candidato.

Mientras tanto el gobernador Moreno Valle dispuso cambiar el color de sus canicas, para entrarle al juego de la sucesión, veremos.

jesusmanuelh@mexico.com