Silencios en venta









Por Soleares


Jesús Manuel Hernández






La especulación ha traído consigo al nerviosismo, el insomnio, aunque no se reconozca se ha manifestado en los últimos días. Hay dudas, y no se deben a quién está detrás de las denuncias de Violeta Lagunes o Javier Torres Sánchez sobre el reconocimiento del registro de Antonio Gali a la candidatura.

En el fondo los involucrados saben que algo no anda bien y que los recursos legales fueron "sorteados" a la manera del gobernador, es decir, imponiendo y no en el marco de los estatutos de Acción Nacional.

Torres Sánchez sabe que al no haber un proceso de elección interna las designaciones están sujetas a unas cuantas causales. El gobernador se brincó ese requisito y se apoyó en el consejo de sus asesores en el sentido de que al ser presentado Gali como candidato de una coalición, no quedaba sujeto a las disposiciones exclusivas de Acción Nacional.

Torres Sánchez no ha recibido ninguna notificación oficial del CEN sobre su aspiración a ser candidato, por tanto, eso quiere decir que el PAN nacional no ha presentado ningún documento para avalar a Gali y eso se convierte en un problema interno de notables consecuencias si es que Violeta Lagunes consigue que el Tribunal Federal Electoral intervenga.

Algo similar le puede pasar a Guillermo Nares Rodríguez aspirante a Síndico en la misma planilla donde hay de todo, de chile de dulce y de manteca, algunos presentables y otros a quienes no se les puede confiar las llaves del coche.

¿Qué diferencia hay entre el derecho de pernada y el compadrazgo para obtener candidaturas, contra la herencia del activo de los políticos de moda?

¿Por qué se habría de decir que hoy hay democracia si para tener posibilidades de ser tomado en cuenta por los partidos debe haberse pasado por altos cargos en la universidad pública?

¿Qué pueden decir en su defensa los "demócratas" que enarbolan las banderas de la libertad si han sido producto de la negociación de las familias custodias y los grupos reservados y secretos?

Hay muchas singularidades con un común denominador en los nombres de las planillas, que presuntamente pretenden representar a las nuevas generaciones y a todos los grupos sociales de la ciudad.

Repetición de apellidos, lazos familiares de primero y segundo órdenes, o bendición del inquilino de Casa Puebla para brincar a cualquier cargo.

La sociedad, los electores, siguen por debajo de los políticos famosos, de los despechados de quienes no llegaron pero colaron a su gente, bueno hasta La Doña ha guardado silencio.

jesusmanuelh@mexico.com

Video en: http://youtu.be/5wS_3mhM3AU


 


 




 

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