El gran engaño




  • Cortas se quedaron las afirmaciones de Enrique Dóger sobre la culpa de Moreno Peña y Pablo Fernández del Campo por la derrota.





Los nombres de los responsables de la derrota del PRI en Puebla estaban en boca de todos, traidores más o traidores menos, los hechos se sabían desde antes del 7 de Julio y fueron abonando en un deterioro que no pudo parar nadie.



Más que la gran traición, habría de hablarse del "gran engaño" o la promesa incumplida por el delegado del tricolor, Fernando Moreno Peña, individuo que desde su llegada a Puebla dividió al partido, alejó los liderazgos naturales y nunca tendió puentes de plata con la sociedad poblana, salvo con la que Pablo Fernández del Campo le permitía o le acercaba.



El gran engaño funcionó desde el momento de "subastar" las candidaturas de las cabeceras distritales contraviniendo los deseos de los ciudadanos y tradicionales votantes del PRI. El delegado nunca impuso autoridad sobre los convenios internos de quienes vieron en la elección de 2013 la antesala del 2018.



A diestra y siniestra Moreno Peña se dedicó a decirle a todos los aspirantes, sobretodo de la capital, que no tendrían ellos el manejo de los operadores electorales del 7 de julio, pues su grupo y el de Ivonne Ortega se harían cargo de todo.



En el llamado "cuarto de guerra", eran constantes los regaños a los candidatos a diputados por estarse metiendo donde no les correspondía. Insistentemente se les amenazaba si tocaban o contrataban a alguien para el tema de la estructura electoral y de movilización.



A mediados de la campaña, Moreno Peña y Pablo Fernández del Campo supieron, como muchos otros analistas y miembros de los partidos políticos, la realidad de las encuestas no publicadas en diarios; los focos amarillos se encendieron en todas partes, fue el momento crítico de "Puebla Unida", pues la caída de Tony Gali y el crecimiento de Agüera chocaron en las gráficas, ahí es cuando la reacción del gobernador provocó que todo mundo se metiera de lleno a reforzar la campaña y los candidatos a diputados ayudaron a subir a Gali, mientas que en el PRI, el gran engañador, Moreno Peña, distrajo a los candidatos con otros asuntos menores y no cejó en ordenar que no se metieran a la operación, pues los recursos del PRI nacional serían manejados exclusivamente por la gente que hizo traer para reforzar la campaña.



Faltando dos semanas la versión adelantada de la derrota estaba en la mesa de los mandos y en las plumas de los periodistas, pero el gran engaño seguía funcionando con la complacencia de Moreno Peña.



Lo que dijo Enrique Dóger el pasado lunes sobre los culpables de la derrota se ha quedado corto, no basta con la salida de Pablo Fernández, tristísimo papel nunca antes visto, ni cuando el PAN tenía Los Pinos. Tampoco bastará con que Moreno Peña deje la delegación. La lista de fallas y acuerdos en lo oscurito es más larga, basta ver quiénes fueron colocados en los primeros lugares de candidatos plurinominales a diputados y regidores, ahí está otra línea de investigación sobre esos acuerdos y subastas de candidaturas.



¿Cuánto dinero le habrá dejado al delegado su chamba de engañador, gozando hoy de las vacaciones en Europa? ¿Y cuánto a Ivonne Ortega la sumisión por los contratos?



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