¡Vaya con las vallas! Incidentes de Viernes Santo en Puebla





Por Soleares


Jesús Manuel Hernández




A últimas fechas el atrio de la Catedral de Puebla se ha convertido en una especie de pista de circo, lo mismo danzan gigantescos globos, que aparecen trapecistas descolgándose de las torres, o la fachada del edifico más importante de la ciudad y sin duda uno de los ejemplos catedralicios de América se ha convertido en una pantalla para la proyección de conceptos como "Puebla ciudad milenaria" acuñado en esta administración.






Tradicionalmente el atrio ha sido el espacio usado para las prácticas religiosas de la fe católica, apostólica y romana, entre otras el Jueves de Corpus y el Vía Crucis.





Desde hace 23 años es el punto de partida de la Procesión del Silencio cuyos organizadores han recibido desde 1991 el apoyo de autoridades municipales para su desarrollo y han facilitado las "vallas" para dividir el atrio y dar cabida a las esculturas y monumentos religiosos que participan.





Marco Antonio Rojas, Rafael Cañedo, Gabriel Hinojosa, Mario Marín, Luis Paredes, Enrique Dóger, Blanca Alcalá y Eduardo Rivera, jamás negaron el apoyo ni de seguridad ni las "vallas" para organizar el encuentro en el atrio de la Catedral.





Este Jueves Santo a las 19 horas la comisión organizadora de la Procesión encabezada por el señor Arzobispo, don Víctor Sánchez, recibió la notificación del Secretario General del Ayuntamiento, Mario Riestra Piña, donde le avisaba de la negativa para prestar las "vallas".





Cabe señalar que una noche antes el Presidente Municipal, Antonio Gali había usado el espacio del atrio para la presentación de una producción artística llamada "Origen" donde se habló de los chiles en nogada con historia y "las cemitas con lucha". Las "vallas" ahí estuvieron, apartando el espacio para la gente de negro, invitada al festejo 483 de la ciudad.





La Comisión Organizadora de la Procesión enfrentó el problema de la negativa del ayuntamiento de Antonio Gali con recursos propios y con el apoyo de José Ventura Rodríguez Verdín, quien facilitó las "vallas". De no ser por su intervención la organización de la gente en el atrio hubiera sido una catástrofe.





¿A quién le hubieran beneficiado errores y desorganización en el acto religioso?





Otro incidente fue el causado por una serie de prácticas entre los cofrades de Jesús El Nazareno, talla que reside en la parroquia de San José y cuya jefatura descansa en el doctor Sánchez Barragán. Semanas antes del Viernes Santo aparece la convocatoria para los "porteadores", un cargo de honor y sacrificio.





Pero he aquí que pese a las recomendaciones de jerarquías católicas, los "porteadores" fueron escogidos ya no por su veneración, antigüedad o importancia entre la comunidad, sino por beneficios económicos para la Cofradía, un asunto que empieza a preocupar a la Iglesia.





Y por si fuera poco, "El Señor de las Maravillas", una de las esculturas más veneradas, tradicionalmente es "vestida" por monjas dedicadas a su cuidado. Esta vez, un grupo de mujeres de "alcurnia", de la antigua y aceptada sociedad poblana tuvo el privilegio de vestir la figura para la procesión, un tema que ha generado profundas divisiones entre los seguidores de "El Señor de las Maravillas".





En fin, parece que otros aires soplan en Puebla y no respetan ni a la Iglesia.





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