El puente de plata





Por Soleares


Jesús Manuel Hernández




Entre la clase política un banquete tiene características especiales; un motivo de convivencia permite el envío de mensajes a los espectadores, analistas y demás políticos.






En el pasado, los candidatos a presidentes municipales y gobernadores acostumbraban la visita a la casa del Arzobispo y a la casa de "Gonzalito"; el ex presidente municipal y gobernador derrocado en 1973 por los universitarios, siguió ejerciendo una cierta influencia manifestada en los desayunos o comidas ofrecidos en su casa de La Calera en favor de tal o cual precandidato.





Una de las más importantes comidas, no ofrecida en su casa, pero si presidida por Gonzalo Bautista fue en los salones de Bodegas Terry, por los rumbos de Camino Nacional y Privada Oaxaca, cuando Melquíades Morales Flores recibió el apoyo de un numeroso grupo de empresarios y ciudadanos entre quienes estaban Eduardo García Suárez, Joaquín Gómez Garat y Mario Riestra Venegas.





Aquella tarde salió humo blanco en favor de Melquíades y en contra de José Luis Flores, entonces Secretario de Finanzas de Manuel Bartlett.





El mensaje era muy claro, la clase política poblana quería a uno de los suyos para suceder a Bartlett.









La semana pasada, el ex gobernador Mario Marín festejó sus 60 años. Las crónicas periodísticas hablan de 300 invitados, entre ellos los ex integrantes de su gabinete, amigos de toda la vida y algunos empresarios. Pero también hubo políticos en activo.





Y llamó poderosamente la atención la presencia de Enrique Dóger Guerrero, ex presidente municipal, hoy diputado federal, quien en el desempeño de su función al lado de Marín como gobernador tuvo más motivos y escenas de conflicto que de suma de activos.





El propio Dóger se encargó de notificar el acuse de recibo de su participación en la comida, pues en entrevista con el Diario Cambio reconoció haber tenido diferencias con Marín, pero también que el ex gobernador encabeza a un grupo de activos al interior del PRI y para el 2016 es necesario trabajar con todos, sin duda un verdadero "puente de plata".





Luego entonces el marinismo estaría de vuelta como fuerza política, al menos reconocida al interior del partido, por uno de los aspirantes.





Faltaría saber si Blanca Alcalá estuvo invitada a la comida, si se disculpó, si no fue invitada, o se negó a asistir.





En cualquiera de los casos, Enrique Dóger ha dado un paso por demás lleno de sospechas sobre las alianzas en puerta.





¿Se imagina usted que el marinismo acabe apoyando a Dóger contra el morenovallismo?





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