#ElRincónDeZalacaín: Viandas y Mezcal




¿Quién en su niñez no usó alguna vez un "portaviandas"? preguntó Zalacaín a los adultos mayores en torno de un Mole de Guajes con espinazo de chivo de trashumancia, unos, y de caderas, otros, mientras sorbían el bocado en un trozo de tortilla de mano mientras el camarero iba rociando el líquido caliente y ofrecía los frijoles negros para "completar" la comida de aquel memorable día, donde la ceremonia del Mezcal se fue dando paso a paso con el aroma del Copal.






El Maestro Mezcalero explicaba las bondades del Copal para limpiar el ambiente, ahuyentar las malas vibras de los presentes a fin de no contaminar el aroma de la botella próxima a abrirse. Se trataba de una especie de agave, rara, Cerrudo, muy antigua, de ella salía el mezcal de los viejos, de los abuelos, su producción era muy escasa y la botella de ese día debía ser tratada con respeto.





El copal se encendió y dejó llegar sus humos por toda la habitación. Segundos después el Maestro Mezcalero abrió la botella y lo sirvió en una jícara. "Debe abrir" dijo y procedió luego a llenar las copas de cada uno. El primer trago fue breve, el impacto se notó inmediatamente, pues el mezcal recogió toda la historia de los sabores de la boca, fue como para limpiarla. El segundo trago, unos 15 minutos después fue otra historia.





El Mole de Guajes fue acompañado del Mezcal de agave Cerraldo y ante la abundancia de comida alguno pidió un "itacate", la comida sobrante para llevar a su casa.










Y entonces surgió la pregunta de Zalacaín sobre los "portaviandas". Así se les llamaba a esos artefactos usados en las casas hacía varias décadas, compuestos de pequeños recipientes, casi siempre redondos. Los había de tres o cuatro niveles, el uno tapaba al otro y permitía así transportar una comida completa, sopa, ensalada, plato fuerte, etcétera.





El nombre de "portavianda" es derivado, dijo Zalacaín al grupo, de la denominación española del conjunto de comida servida en cada tiempo en un banquete, se le decía "Vianda" y al paso de los años se hicieron famosas las viandas en los banquetes reales sobre todo en las épocas de Carlos V cuando hubo cocineros especialistas en banquetes ordenados según el número de "viandas".





Y entonces el aventurero Zalacaín citó a tres de los grandes cocineros del pasado: Ruperto de Nola en 1525, Diego de Granada en 1599 y Francisco Martínez Motiño, sin duda el más consultado debido a su doble vocación de cocinero y escritor. Motiño se mantuvo en la cocina de Felipe II, Felipe III y Felipe IV, 34 años; preparando los banquetes reales le permitieron escribir uno de los libros más soberbios de gastronomía europea, "Arte de Cozina, Pastelería, Vizcochería y Conservería" en 1611.





Martínez Motiño relató el orden de los platillos de cada banquete según la temporada del año y fue el primero en citar los banquetes de Navidad, y dividía sus recetas en "Viandas".





Y Zalacaín recurrió al archivo y mostró alguna reproducción del famoso libro donde buscó dos de las listas de platillos usadas en los banquetes.





La primera era para una comida del mes de Mayo, y leyó:








Primera Vianda








Perniles con los principios





Capones de leche asados





Ollas de carnero, aves y jamones de tocino





Pasteles hojaldrados





Platillos de pollo Con habas





Truchas cocidas





Gigots de pierna de carnero





Torreznos asados y criadillas de cordero





Cazuelas de natas





Platillos de arteletes de ternera y lechugas





Empanadillas de torreznos con masa dulce





Aves en filete con huevos megidos





Platos de alcachofas con jarretes de tocino











Segunda vianda








Gazapos asados





Morcillas blancas de cámara sobre sopas de bizcochos y natas





Pastelones de ternera, caña, pichones y criadillas de la tierra





Ternera asada y picada





Empanadas de palominos





Platillo de pichones con criadillas de carnero y cañas





Empanadas inglesas de pechos de ternera y lenguas de vaca





Hojaldres rellenos de masa de levadura





Fruta de cañas





Pollos rellenos sobre sopas doradas





Empanadas de venado





Pastelillos de conservas y huevos megidos











Tercera vianda








Salmón fresco





Pollos asados sobre arroz de grasa





Pastelones de salsa negra





Cabrito asado y mechado





Tartas de dama





Lechones en salchichones





Empanadas frías





Barbos fritos con tocino y picatostes de pan Manjar blanco





Frutas de piña





Bollos maimones





Corzo











Hasta el aire se les iba a los comensales al escuchar la enorme lista. Por desgracia en el libro no se menciona para cuántas personas era el menú de esta comida.





Y siguió con el segundo, especialmente preparado para un día de Septiembre en honor de Su Majestad:











Primera Vianda











Perniles con los principios





Pavillos nuevos asados con su salsa





Ollas podridas en pastelones de masa negra





Pasteles hojaldrados cubiletes





Platillo de palomitos, con calabaza rellena





Perdigos asados





Bollos sombreros





Ternera asada y picada





Empanadas de pichones en masa dulce con torreznos





Tortas de ternera, y cañas, y almendras





Pajarillos gordos con pan rallado, sobre sopas doradas





Truchas frescas cocidas





Conejos gordos asados











Segunda Vianda











Capones asados





Platillo de ternera, con albondiguillas de ternera, mollejas e higadillos





Tórtolas asadas





Platos de membrillos y pollos rellenos rebozados





Cazuelas mogis de berenjenas





Platos de salchichones y cecinas





Platos de capones rellenos, cocidos con artaletes sobre sopas blancas





Pasteles de tetilla





Quesadillas de mazapán





Empanadas de liebres en figuras de leones





Bollos de rodilla





Pichones asados con costillas de carnero y pan rallado











Tercera Vianda











Pollas asadas





Platillos de cañas con huevos encañutados





Pollos asados con salsa de agraz





Tortas de albérchigos en conserva





Empanadas frías





Cabrito asado y mechado





Platillos de palominos con lechuga





Manjar blanco





Piernas de carnero en gigote





Cazolillas de natas y cañas y manjar blanco





Salchichones de lechones cortados en ruedas, mezclados con otros salchichones y lenguas











Después aparece una lista bajo la denominación de "Fruta piñas" con esta recomendación: "las frutas que esta vianda ha de tener y han de ser uvas, melones, higos, ciruelas, natas, pasas, almendras, melocotones, confites y conservas, aceitunas, queso y suplicaciones".





¿Suplicaciones? pregunto alguno. Sí respondió Zalacaín, en la antigüedad así se llamaba al conjunto de postres derivados del uso de las obleas o sus recortes en los conventos, aderezados con azúcar, yema de huevo y miel...




























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