#PorSoleares: Venganza morenovallista al “No”


Vaya forma de cerrar el año, el sexenio, si alguien tenía duda del verdadero carácter, de la personalidad de Rafael Moreno Valle, las últimas decisiones de las marionetas del Congreso del Estado, acaban por demostrar en todos los sectores que el autoritarismo, el afán de venganza, la intolerancia a recibir el “no” por respuesta a sus caprichos, están dejándolo mal parado.

Por si fuera poco la inhabilitación a la presidenta municipal de Tehuacán, Ernestina Fernández, bien pudiera enmarcarse como un “feminicidio político” contra quien no dobló la cabeza y se atrevió en repetidas ocasiones a decirle “no” a la cara.

Eduardo Rivera Pérez pudo pasar a la historia como un Presiente Municipal más o menos gris, tomó decisiones equivocadas respecto a la administración de la ciudad, se rodeó de funcionarios inexpertos o ambiciosos que lo han arrastrado a la puerta de la capilla; pero no pasará a la historia por eso, en cambio, el morenovallismo lo ha catapultado a la imagen del mártir de la democracia, víctima del autoritarismo y eje del grupo que podrá provocar el tropiezo mayúsculo de Rafael en sus aspiraciones presidenciales.

Se ha quedado sólo, sin el respaldo de los panistas importantes, Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Gustavo Madero y una enorme lista se han sumado a Rivera Pérez a quien reconocen como víctima de una venganza de Rafael.

Cuentan que meses antes hubo un acercamiento entre los morenovallistas y “Lalo” para intentar un acercamiento debido a la deteriorada relación que surgió hace seis años cuando Rafael le pidiera el apoyo para buscar la candidatura en el 18, y Rivera y su grupo le dieron largas y al final le dijeron que “no”.

Después vendría la persecución a sus actos, incluso un intento de secuestro a su esposa con motivo de una asamblea del partido, donde unos judiciales en un auto reportado como robado la siguieron al salir de una reunión privada, asunto que calentó en exceso los ánimos.

La primera señal para llegar a un acuerdo fue aprobar las cuentas públicas del 2012 y dejar pendientes las del 2013. El acercamiento de hace unos meses le hizo ver que dos o tres de sus colaboradores estarían involucrados en manejos turbios, aparecieron los apellidos Ocejo y Fabre entre otros.

Otra oferta para llegar una negociación consistía en apoyar a la planilla de Martha Erika Alonso para tomar el PAN; la más reciente estuvo en el orden de no atravesarse a la esposa del gobernador en los planes que para ella y para el Estado tiene Rafael, asunto que dejó a Eduardo entre la espada y la pared; sus asesores le aconsejaron no aceptar y seguir impulsando la candidatura de Margarita Zavala y tras de ello, si algo se podía, buscar la gubernatura. Para ello apareció la figura de candidato designado por el CEN del partido y no por las asambleas estatales. De ahí la complicada operación para impedir la asistencia de los panistas tradicionales a las últimas asambleas para elegir consejeros nacionales.

Ricardo Anaya y Rafael habían roto desde hace tiempo, la gota que derramó el vaso fue la aparición de los viajes del líder panista a visitar a sus hijos en Estados Unidos, a Ricardo nadie le quita de la cabeza que fue Rafael.

Con la decisión de los diputados del PAN en contra de Rivera Pérez se abre un boquete enorme al proyecto morenovallista. Si alguien dudaba de su autoritarismo y sed de venganza, ahí lo tiene de cuerpo entero.

Su relación con Margarita se ha estropeado, no tiene quien le apoye en el CEN ni en el panismo nacional con una actitud como la asumida; los mandones del partido le han cuestionado su decisión, empresarios nacionales observan con preocupación los hechos y se alarman por el mensaje enviado por las principales universidades privadas de Puebla sosteniendo la honorabilidad de Rivera Pérez y cuestionando la actitud mercenaria de los diputados locales.

Por si fuera poco cada vez son más los datos de cómo Rafael Moreno Valle apoya más al PRI que al PAN, y no sólo por su actitud frente a las iniciativas de Peña Nieto, también porque hay huellas visibles de su participación a favor de las urnas que hicieron ganar al tricolor en las últimas elecciones.

Con esas credenciales Rafael no puede presentarse como un candidato panista, aliancista, tolerante, menos humanista.

O por lo menos así me lo parece.





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