Se fue Gali, apagaron el sonido y aún había maestros por premiar

Foto ilustrativa

Laura Ruiz |

  • En reconocimiento por años de servicios, 2 mil maestros reciben del gobierno del estado 200 mdp en un evento que comenzó como desayuno, terminó a la hora de la comida y en medio de quejas por su mala organización

Por su apellido – Zapata-, a la maestra Eduwigis le tocó estar en la mesa 185, la última del festejo en el que el Gobierno del estado hizo un reconocimiento a docentes con 30 y 40 años de servicio. 

Ella cumplió tres décadas, primero en primarias de la zona de Izúcar de Matamoros y ahora en preescolares de Tepexi de Rodríguez, en donde, explicó, lo mejor y a la vez más complicado ha sido el trato con el entorno rural. 

Mientras esperaba que le dieran su reconocimiento, después de mediodía, y en un evento que empezó como desayuno, contó que los papás – en esas regiones- son personas sencillas que todavía reconocen a los maestros.

Lo difícil, sin embargo, es enseñar el mundo a niños, que no tienen las mismas oportunidades que en la ciudad, y también el incidir para frenar la migración que caracteriza al sur de Puebla. 

"Acá en la ciudad hay realidades que se viven y allá no; allá hay niños que no pueden salir porque están incomunicados. A nosotros nos toca enseñarles fotos y vídeos para que conozcan más", contó. 

Al acto asistió el gobernador Antonio Gali, quien en su discurso habló de su compromiso de ver por la seguridad de los maestros y dejó a algunos maestros inconformes pues al retirarse apenas se acercaba al reconocimiento de los maestros de la mesa 50, con apellidos cercanos a la letra C.

Con el mandatario se fueron también los líderes sindicales. También se fueron otros funcionarios menos conocidos que llenaron el templete. Y entre el sillerío se escucharon quejas por la mala organización del evento. 

Mientras que en el micrófono se anunciaba que todavía había algunas autoridades para entregar reconocimientos, la empresa contratada para sonorizar el acto comenzó a desconectar el equipo. Quitaron también el atril del maestro de ceremonias y los nombres de los maestros comenzaron a leerse aceleradamente. 

A los fueron asignados a las mesas del segundo bloque, después de la decena de los 80, se les entregó el reconocimiento en sus lugares y el Centro Expositor empezó entonces a quedar vacío hacia las 13:00 horas. 

Algo que resaltó tanto en los que alcanzaron a saludar a Gali Fayad, como en quienes quedaron al final de la lista fue la presencia de maestros que, por enfermedades diversas tiene dificultad para moverse y que hicieron el esfuerzo para ser parte del festejo.

A sus 82 años, el maestro Pablo García Rodríguez tiene los ojos nublados por cataratas y usa dos bastones por efecto de una fractura en la pierna. Estuvo ahí porque le reconocieron 40 años de servicio y explicó que lo mejor es que valoren su esfuerzo. 

"Están reconociendo el sacrificio que se hace con la obligación que tiene uno de estar en la escuela", dijo el hijo y hermano de maestros, originario de Huauchinango, y a quien se dio preferencia de pasar antes.

Además de García Rodríguez, hubo maestros que pasaron después de que se fuera el gobernador, con cojeras por accidentes, más bastones, una silla de ruedas y a otro más le ayudaron dos hombres sanos a llegar al escenario pues uno de sus ojos estaba tapado con parches. 

Entre las mesas también contrastaron las vestimentas formales y peinados de salón con atuendos más sencillos, así como los maestros que prestaron atención y los que se distrajeron con los selfie sticks y con la formación de nuevos grupos de Whatsapp con sus compañeros. 

De acuerdo con algunas cifras que se mencionaron en el acto de reconocimiento, el Gobierno del estado repartió cerca de 200 millones de pesos entre unos 2 mil docentes. Fuera del salón, sin embargo, otros se llevaron algo más. 

El Día del Maestro fue también celebrado por algunos de sus familiares quienes llevaron desde un par de rosas envueltas en papel celofán, hasta arreglos cercanos al metro de altura, como el que recibió Ángela Mejía Guerrero, maestra de telesecundaria también de la Mixteca.

"Como familiares debemos apoyar a nuestros maestros, sin ellos no sabríamos todo lo que hemos aprendido y nosotros estamos aquí por los 30 años de mi hermana, es una maestra muy querida por los jóvenes", comentó su hermana Mónica sobre los festejos.



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